La crisis económica que nos viene aparejada a la pandemia está sirviendo de catalizador para muchos movimientos que se estaban iniciando y que en vez de llegar en cinco años lo van a hacer en dos. Y está afectando al sector inmobiliario. Pero hay que saber buscar las oportunidades en los cambios, que seguro las hay. Así como en el sector residencial se nota un cierto movimiento para valorar más el aire libre y los m2 en las casas, buscando la parcela en las afueras y menos el piso en el centro, con el auxilio del auge del teletrabajo, en lo locales comerciales, que llevaban una vida cada vez más gris en los últimos años, salvo los ubicados en las zonas prime, se están abriendo nuevas posibilidades con el incremento del comercio electrónico y el take away. Son la entrega de la última milla y las dark kitchen.
La entrega de la última milla
La entrega de última milla es uno de los principales retos en la logística hoy en día y que está conociendo un importante incremento con el auge del comercio electrónico. A medida que los consumidores recurren cada vez más al ecommerce para satisfacer sus necesidades de compra, el envío rápido no es simplemente algo que les parezca bien tener. Es una expectativa real en cualquier experiencia de compra en ecommerce. Y, si las empresas de logística y sus socios en el retail quieren hacer frente a Amazon Prime, estos envíos -casi- inmediatos tienen que ser la prioridad.
Como resultado, las empresas ya hace tiempo que compiten para desarrollar nuevas tecnologías y modelos de su cadena de suministro con los que aumentar el volumen de paquetes, agilizar las entregas y fidelizar a los clientes, al tiempo que tratan de reducir los costos. Uno de sus mayores gastos y desafíos es el envío de última milla en el mismo día.
En el viaje de un producto desde el estante del almacén hasta la puerta del cliente, la entrega de « última milla » es el paso final del proceso: el momento en el que el paquete llega, finalmente, a la puerta del cliente. Además de ser un factor clave en la satisfacción del comprador, la entrega de última milla es la parte más cara y más lenta del proceso de envío.
Si alguna vez has hecho un seguimiento del envío de un paquete y has visto que el estado « Out for delivery » (« En entrega ») se alargaba mucho más de lo esperado, ya has experimentado de primera mano los problemas de la última milla. Este tramo final del envío suele implicar varias paradas para realizar pequeñas entregas. Por eso las empresas están buscando puntos intermedios desde la plataforma logística central al reparto final. Locales con vado situados cerca de las vías de comunicación y en la almendra central de las ciudades.
En las zonas rurales, los puntos de entrega a lo largo de una ruta en particular podrían estar a varios kilómetros de distancia, y sólo se dejan uno o dos paquetes en cada uno destino. En las ciudades, el panorama no es mucho mejor; lo que las áreas urbanas compensan en la proximidad de las paradas se ve rápidamente contrarrestado por los retrasos casi constantes del tráfico.
Los costes y las ineficiencias del problema de la última milla se han visto agravados por el aumento continuo del comercio electrónico, que ha supuesto un crecimiento drástico del número de paquetes entregados cada día, así como las expectativas de los clientes para incluir no sólo la entrega rápida, sino también gratuita.
Si analizamos el coste total del envío, la parte relacionada con la última milla es sustancial: puede llegar a suponer un 53 % del total. Y con el boom del envío gratuito, los clientes están menos dispuestos que nunca a pagar una tarifa de envío completa. Esto obliga a los minoristas y a sus socios logísticos a asumir un coste considerable. Por ello, los envíos se han convertido en uno de los principales eslabones de la cadena que las empresas revisan para implementar nuevas tecnologías y mejoras en los procesos, dotándose de pequeños centros logísticos que pueden ser gestionados de forma externalizada en un crowdsourcing.
Con la tecnología desarrollada por estas empresas de crowdsourcing, los minoristas, las empresas de logística y el consumidor final pueden contactar directamente con mensajeros locales no profesionales, que utilizan sus propios medios de transporte para realizar la entrega desde un punto logístico intermedio.
La imparable llegada de las dark kitchen
Otra de las oportunidades que están apareciendo para locales de hostelería montados son las dark kitchen, un potente modelo de negocio de e-commerce que mezcla el modelo delivery y la comida. El mercado crece a un ritmo del 25-30% por trimestre. Recibir cómodamente el pedido en casa ya es más importante que el precio.
Una dark kitchen, también conocida como cocina fantasma o restaurante fantasma, es un modelo de negocio que se basa en la elaboración de alimentos exclusivamente para la venta a domicilio. De esta forma, el restaurante bajo el formato de e-commerce se dedica solo a preparar y enviar sus platillos, prescindiendo por completo de todos aquellos recursos que utilizan los restaurantes convencionales para prestar un servicio de atención al cliente en físico: mesas, sillas, camareros, etc. Así, de cara al cliente, una dark kitchen es solo una empresa digital.
Este sistema de comercio electrónico gastronómico se da a través de la alianza entre una marca de comida y una empresa de dark kitchen. Esta última suele ofrecerles a sus clientes instalaciones de cocina y servicios de delivery. En este sentido, las dark kitchens pueden estar gestionadas por empresas de delivery, empresas especializadas o de manera autónoma por restaurantes.
Recurrir a una dark kitchen tiene muchos beneficios, en especial para aquellas marcas de comida que están comenzando.
Entre las principales ventajas de una dark kitchen destacan las siguientes:
- Reducción de costos de inversión: los costos disminuyen considerablemente, ya que no se invierte en elementos como mesas, platos, menús impresos, servilletas, etc., ni de un lugar de recepción para atender al público.
- Reducción de gastos de personal: al no contar con un espacio de atención directa al público, tampoco hay gastos relacionados con camareros, recepcionistas, seguridad, entre otros.
- Competitividad en los precios: gracias al ahorro que supone el personal y los insumos, la empresa puede abaratar el costo de su menú, permitiéndole ser más competitiva en el mercado.
- Competitividad en el servicio de entrega: al no tener que dedicar esfuerzos al servicio en físico, la empresa puede optimizar al máximo su logística para hacer que las entregas a tiempo sean su principal ventaja competitiva.
Las dark kitchens han cambiado por completo el modelo de negocio de ventas de comida. Y es que al carecer de atención física al cliente, estas empresas centran todos sus esfuerzos en ofrecerles a los consumidores un servicio de entrega excepcional, ultrarrápido y cómodo.
En este sentido, considerando que el único punto de contacto directo con el consumidor es la entrega de última milla, las dark kitchens deben procurar entregas eficientes y puntuales. Son esas entregas excepcionales las que todas las empresas de logística deben tener como referencia, indistintamente del sector comercial.
A este tipo de negocios le interesan las zonas estratégicas de las grandes ciudades en las que por ubicación tengan una buena estructura de comunicación y que por lo tanto puedan dar, mediante los repartidores de las plataformas, un servicio rápido y eficiente al mayor número potencial de clientes.
Como es evidente, el aumento en el número de Dark Kitchens actual en las grandes ciudades, viene dado por el enorme crecimiento que sufre el sector de delivery (sin importar el tipo producto) y la gran demanda que tiene el servicio de comida a domicilio. Tanto es así que se prevé que de aquí a 5 años este servicio representará el 20% de las ventas en la restauración mundial. En España, según la Asoc. de Cadenas de Restauración, en el último año (2019) las ventas aumentaron un 48%, y se llegaron a hacer unos 73 millones de entregas, las cuales representaron el 3% de la facturación de la restauración española. Los datos del 2020 serán espectaculares.
Empresas de la nueva economía, como UberEats o Deliveroo, han empezado a invertir en bienes inmuebles en desuso para la posterior transformación de estos en cocinas o almacenes de reparto.
Compartido de/con Aquimicasa E. Lizarraga
geyhache.com